Una antojadiza antología de la poesía hispanoamericana de todos los tiempos, seleccionada por el escritor Quique de Lucio. Para difundir a los creadores, respetando el derecho de autor.
Idea Vilariño
(Montevideo, Uruguay, 1920-2009)
"cuerpos tendidos, cuerpos infinitos,
concretos, olvidados del frío
que los irá inundando, colmando
poco a poco. Cuerpos dorados."
LA NOCHE
Es un oro imposible de comprender,
un acabado
silencio que renace y se incorpora.
Las manos de la noche buscan el aire,
el aire
se olvida sobre el mar,
el mar cerrado,
el mar,
solo en la noche, envuelto
en su gran soledad,
el hondo mar agonizando en vano...
El hondo mar oliendo a algas moribundas
y al sol,
la arena a musgo, a cielo, el cielo
a estrellas. La alta noche sin voces
deviniendo en sí misma, inagotada y
plena,
es la mujer total con los ojos serenos
y el hombre silencioso olvidado en la
playa,
el alto, el poderoso, el triste,
el que contempla,
conoce su poder que crea, ordena el
mundo,
se vuelve a su conciencia, que da fe de
las cosas,
y haz de los sentidos, le limita la noche.
I
Concédeme esos cielos, esos mundos
dormidos,
el peso del silencio, ese arco, ese
abandono,
enciéndeme las manos,
ahóndame la vida
con la dádiva dulce que te pido.
Dame la luz sombría, apasionada y
firme
de esos cielos lejanos, la armonía
de esos mundos sellados,
dame el límite mudo, el detenido
contorno de esas lunas de sombra,
su contenido canto.
Tú, el negado, da todo,
tú, el poderoso, pide,
tú, el silencioso, dame la dádiva
dulcísima
de esa miel inmediata y sin sentido.
II
Estás solo, lo mismo.
Yo no toco tu vida, tu soledad, tu
frente,
yo no soy en tu noche más que un
lago, una copa,
más que un profundo lago,
en que puedes beber aun cerrados los
ojos,
olvidado,
soy para ti como otra oscuridad, otra
noche,
anticipo de la muerte,
lo que llega en el día frío el hombre
espera, aguarda,
y llega y él se entrega a la noche, a una
boca,
y el olvido total lo ciega y lo anonada.
Sin límites la noche,
pura, despierta, sola,
solícita al amor, ángel de todo gesto...
Estás solo, lo mismo.
Ebrio, lúcido, azul, olvidado del alma,
concédete a la hora.-
POEMA NÚMERO 19
Quiero morir. No quiero
oír ya más campanas.
Campanas -qué metáfora-
o cantos de sirena
o cuentos de hadas
cuentos del tío -vamos.
Simplemente no quiero
no quiero oír más campanas.-
Idea Vilariño
Imágenes: Pinturas del artista ruso contemporáneo Alexei Zaitsev.
Publicación de Quique de Lucio para "Nos Queda
la Palabra"
quiquedelucio@gmail.com
Idea Vilariño
(Montevideo, Uruguay, 1920-2009)
"cuerpos tendidos, cuerpos infinitos,
concretos, olvidados del frío
que los irá inundando, colmando
poco a poco. Cuerpos dorados."
LA NOCHE
Es un oro imposible de comprender,
un acabado
silencio que renace y se incorpora.
Las manos de la noche buscan el aire,
el aire
se olvida sobre el mar,
el mar cerrado,
el mar,
solo en la noche, envuelto
en su gran soledad,
el hondo mar agonizando en vano...
El hondo mar oliendo a algas moribundas
y al sol,
la arena a musgo, a cielo, el cielo
a estrellas. La alta noche sin voces
deviniendo en sí misma, inagotada y
plena,
es la mujer total con los ojos serenos
y el hombre silencioso olvidado en la
playa,
el alto, el poderoso, el triste,
el que contempla,
conoce su poder que crea, ordena el
mundo,
se vuelve a su conciencia, que da fe de
las cosas,
y haz de los sentidos, le limita la noche.
I
Concédeme esos cielos, esos mundos
dormidos,
el peso del silencio, ese arco, ese
abandono,
enciéndeme las manos,
ahóndame la vida
con la dádiva dulce que te pido.
Dame la luz sombría, apasionada y
firme
de esos cielos lejanos, la armonía
de esos mundos sellados,
dame el límite mudo, el detenido
contorno de esas lunas de sombra,
su contenido canto.
Tú, el negado, da todo,
tú, el poderoso, pide,
tú, el silencioso, dame la dádiva
dulcísima
de esa miel inmediata y sin sentido.
II
Estás solo, lo mismo.
Yo no toco tu vida, tu soledad, tu
frente,
yo no soy en tu noche más que un
lago, una copa,
más que un profundo lago,
en que puedes beber aun cerrados los
ojos,
olvidado,
soy para ti como otra oscuridad, otra
noche,
anticipo de la muerte,
lo que llega en el día frío el hombre
espera, aguarda,
y llega y él se entrega a la noche, a una
boca,
y el olvido total lo ciega y lo anonada.
Sin límites la noche,
pura, despierta, sola,
solícita al amor, ángel de todo gesto...
Estás solo, lo mismo.
Ebrio, lúcido, azul, olvidado del alma,
concédete a la hora.-
POEMA NÚMERO 19
Quiero morir. No quiero
oír ya más campanas.
Campanas -qué metáfora-
o cantos de sirena
o cuentos de hadas
cuentos del tío -vamos.
Simplemente no quiero
no quiero oír más campanas.-
Idea Vilariño
Imágenes: Pinturas del artista ruso contemporáneo Alexei Zaitsev.
Publicación de Quique de Lucio para "Nos Queda
la Palabra"
quiquedelucio@gmail.com